Subir las escaleras de la Librería Proteo era el recorrido favorito de cualquier lector. Ahora, es casi un deporte de riesgo. Los 100.000 libros, esencia de este templo cultural, quedaron reducidos a ceniza, polvo y escombros después del incendio que asoló el edificio de Calle de Buenaventura la madrugada del 6 de mayo. Seis meses más tarde, el emblemático edificio de Proteo sigue vacía de libros, con las paredes teñidas de negro y llena de restos a cada paso. “Nunca olvidaré los tres-cuatro días después del incendio, la puerta de la librería estaba llena de gente que venía a darte el pésame, parecía que estábamos en un entierro”, rememora Jesús Otaola, director de esta insigne librería malagueña.
- La mano tendida de ByeFile
- Las palabras que resistieron al incendio de Proteo
- La vocación del librero, el motor de Proteo
- Libros en los viejos y en los nuevos tiempos
1) La mano tendida de ByeFile
El tejido empresarial malagueño se volcó con el mismo empeño. A través de la iniciativa privada Made in Málaga, la Librería Proteo conoció los servicios de ByeFile. “Me comentaron que uno de los socios tiene una empresa de tratamiento de papel y reciclaje”, cuenta Jesús Otaola. En cuanto ByeFile recibió la llamada de Jesús, no dudó en tender su mano a Proteo. “A los 10 minutos estaban aquí, lo miraron todo y al día siguiente estaba todo solucionado. Imagínate la de cientos de kilos o toneladas de papel que hay para reciclar, totalmente inservible, mojado y quemado”.
Desde que empezó la colaboración, la librería no concibe su recuperación sin nuestra ayuda. “ByeFile está siendo indispensable, sin ellos esto no puede seguir adelante porque si nos hubiésemos tenido que buscar a alguien que pudiese manejar esa cantidad de contenedores y papeles, hubieran sido todo problemas”, asegura Otaola.
2) Las palabras que resistieron al incendio de Proteo
El incendio sucedió justo antes del renacer de la librería, cuando faltaban tan solo dos días para el fin de las restricciones por la pandemia. Para Jesús fue un golpe duro, especialmente cuando unos meses más tarde falleció Paco Puche, uno de los socios fundadores de Proteo. Él lo acogió cuando era un niño, le enseñó el oficio de librero y la razón de ser de la librería. “Ahora como trabajadores tenemos que cuidar de su herencia y nunca olvidar que Paco Puche la fundó por un motivo y con un estilo”, reafirma Otaola como propósito para seguir adelante. De estos infortunios, tienen claro que resurgirán como el Ave Fénix porque “si la Inquisición no pudo con los libreros y los libros, no vamos a dejar que otra época difícil nos venza“.
Como gran paso en esta recuperación, la librería ha iniciado las obras de reforma del edificio, que esperan que estén finalizadas en febrero del próximo año. Hasta que puedan volver allí, Proteo ha encontrado un hogar provisional en un local situado en Calle Álamos nº21. “Está justo al lado de nuestro edificio, lo cual es una ventaja grandísima para la clientela y para nosotros mismos, pero tan solo tenemos un 10% de los libros de los que disponíamos allí”, aclara Jesús Otaola. Tal y como reconoce su director, esto les está obligando a ser mejores libreros y poner mayores esfuerzos en la selección de los libros que ofrecen en tienda. En la antigua localización, “había de todo, siempre que entraba alguien, aunque fuera por azar, había un libro para él”.
Otras de las decisiones clave que tomaron para sobreponerse a las consecuencias del incendio fue impulsar la venta online. La sociedad respondió con tanta fuerza que los pedidos por la web colapsaron y necesitaron más personal del habitual. Muchas personas se ofrecieron voluntariamente a gestionar la paquetería para que los pedidos salieran lo antes posible. Jesús se emociona al recordar las muestras de apoyo que recibieron tras el incendio e incluso las que siguen llegando a día de hoy. “A la mañana siguiente, en las páginas web de compañeros libreros de toda España estaba el mensaje de “«hoy no nos compres a nosotros, compra a Librería Proteo»“.
Muchos escritores también se sumaron a la causa de #TodosConProteo. María Dueñas fue la primera en llamar a Jesús y proponerle una firma de libros en la puerta de Calle de Buenaventura. Sin ni siquiera haber encontrado todavía un local provisional y con todo el edificio en ruinas, cerca de 600 personas acudieron a esta cita. La librería siguió viva gracias a Dueñas y a otros muchos autores como Rosa Montero, Jesús Carrasco o Fernado Aramburu. “Sería una persona injusta e ingrata si no destacara siempre la gran cantidad de gente que ha venido a apoyarnos, también las instituciones como el Ayuntamiento de Málaga, que financia parte del alquiler del local de Calle Álamos”, declara Jesús Otaola.
3) La vocación del librero, el motor de Proteo
Al final, lo que une a Proteo con la sociedad es el amor por los libros. Un vínculo que lleva a sacar lo mejor de todos incluso en los peores momentos. Una pasión que les ha impedido rendirse y mirar siempre hacia delante. “Si uno no ama lo que está haciendo, no llega nada. Nosotros hemos tenido la suerte de poder realizar nuestro trabajo, de que nos dejen hacerlo y siempre luchar“, reafirma Otaola. Desde sus comienzos Proteo ha tenido que batallar para acercar la cultura a la población malagueña. Nació en plena dictadura con el objetivo de reclamar la libertad de expresión, sobrevivió a los atentados de la Transición e incluso a la crisis financiera del 2008.
En sus más de cincuenta años de historia, para Jesús uno de los momentos más especiales fue conseguir el Premio Nacional de Librerías. “Nos presentamos cuatro seguidos, todos los años nos quedábamos a las puertas con una mención especial hasta que por fin nos lo dieron y pudimos celebrarlo con nuestros clientes y con todos los socios fundadores de la librería”, cuenta Otaola con orgullo. Tristemente, el premio también quedó hecho cenizas. El fuego se llevó todo lo físico, pero no su optimismo. “No me gusta hablar de lo que hemos perdido, más bien lo que se ha quedado en el camino, que es muy distinto. Hemos ganado muchas cosas que no son tangibles, pero que te ayudan a llevar tu vida y a desarrollar tu trabajo mucho mejor”.
4) Libros en los viejos y en los nuevos tiempos
En esa búsqueda por mejorar los servicios que ofrecen, también entran en juego las nuevas tecnologías. Gracias a ellas, Proteo ha podido abrirse al mundo entero a través de su página web y atender de forma efectiva cualquier demanda. Con un solo clic, el librero ya sabe si tienen el ejemplar disponible y en caso de no tenerlo en tienda poder pedirlo. Una situación muy distinta a la que vivía Otaola en sus primeros años como librero, “cuando yo entré a trabajar y te preguntaban si teníamos tal edición de tal libro, si de memoria no sabías si estaba o no estaba, no había forma de atender a esa persona”.
Frente a estas facilidades, las tecnologías han puesto algunas piedras en el camino. Las librerías independientes parecen haberse quedado fuera de los nuevos formatos como los audiolibros y los ebooks. Las grandes plataformas acaparan todo el mercado sin dar opción a que los pequeños negocios puedan cubrir estas demandas. En el caso de Proteo sí que los ofrecen pero, como explica Otaola, “es muy raro que alguien compre libros electrónicos y los descargue en nuestra web a menos que sea un cliente muy directo”. Una situación que se ve agravada por las descargas ilegales que tanto daño hacen al mundo de la cultura. ¿Supondrá el cierre de las librerías? Se trata de una incertidumbre más para los libreros. Después de tantos años, Proteo tiene clara la respuesta.